PORTUGAL.- El turismo creativo busca ofrecer a los visitantes nuevas experiencias que estimulen su participación activa en los lugares que visiten y fomenten el contacto e involucramiento con la población local, así como sus tradiciones. “El turismo cultural y creativo puede hacer importantes contribuciones a la preservación de la cultura y el desarrollo socioeconómico y empoderamiento de las comunidades locales, especialmente cuando las civilizaciones del mundo se vinculan al turismo creativo”, afirma la Declaración de Sofía sobre Civilizaciones del Mundo y Turismo Creativo.

El Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra, una institución miembro de la iniciativa Impacto Académico de Naciones Unidas (UNAI, por sus siglas en inglés) en Portugal, coordinó un proyecto centrado en esta práctica. El denominado Desarrollo de Destinos de Turismo Creativo en Pequeñas Ciudades y Áreas Rurales (CREATOUR) es un proyecto de investigación multidisciplinar basado en una aproximación teórico-práctica a los procesos de investigación colaborativos. Su objetivo era activar y contribuir al desarrollo del sector del turismo creativo sostenible en pequeñas ciudades y áreas rurales en cuatro regiones de Portugal.

Para interrelacionar perspectivas y metodologías sobre cultura, turismo y desarrollo local, el proyecto incluyó treinta investigadores de la Universidad de Coímbra y otras instituciones de educación superior del país. También integró cuarenta proyectos piloto vinculados a asociaciones de arte y culturales sin ánimo de lucro, emprendedores, municipios y asociaciones para el desarrollo locales y regionales. El enfoque del proyecto se basaba en unas dimensiones clave: participación activa, autoexpresión creativa, aprendizaje y participación comunitaria. 

Se consideraron ciertos elementos críticos, como las características específicas geográficas, culturales y sociales que pudieran servir de inspiración para diseñar ofertas con resonancia y significado local. Además, se promovió un enfoque integrado —combinando regiones, disciplinas, sectores y tipos de organización— para reducir la brecha entre investigación y práctica. “Permitió desarrollar el conocimiento sobre las prácticas más adecuadas en turismo creativo y cuestiones vinculadas al fomento de un desarrollo basado en la cultura en pequeñas ciudades y áreas rurales”, explicó Nancy Duxbury, principal investigadora del proyecto en la Universidad de Coímbra.

El proyecto demostró que es posible desarrollar el turismo creativo más allá de las ciudades de mayor tamaño. Sin embargo, los retos de una geografía distribuida y la diversidad de las iniciativas a pequeña escala requieren prestar una atención significativa al refuerzo de las capacidades, capacitación y mentoría, así como la dedicación de recursos al mercadeo colectivo, y tiempo para profundizar el conocimiento, hacer contactos y desarrollar alianzas. A pesar de todo, también pudo apreciarse que el turismo creativo tiene un potencial significativo para inspirar nuevas ideas que revitalicen la cultura local y los recursos patrimoniales.

Además, permite reimaginar la autorrepresentación de las comunidades en relación al turismo y proporciona un valor social, cultural y económico añadido para los lugares de menor tamaño. Se emplearon algunas dimensiones estratégicas para fomentar la colaboración entre investigación y práctica, como desarrollar espacios para el intercambio de conocimientos —promoviendo las discusiones informales, el aprendizaje y la creación de conocimiento—, involucrar a las organizaciones participantes en tareas de investigación y cocreación de conocimiento, y fomentar que los investigadores prestasen especial atención a las aplicaciones prácticas del proyecto.

Dentro del ámbito de este proyecto de investigación, fue posible promover hasta 151 actividades de turismo creativo y concluir que el turismo creativo puede proporcionar una nueva visión sobre el valor de las culturas e identidades locales. Como afirma Joana Braga, coorganizadora del proyecto piloto de CREATOUR L Burro i L Gueiteiro Festival, “un pequeño número de personas en un lugar pequeño pueden tener un gran impacto”. Además, el turismo creativo puede regenerar las opciones de tradiciones locales, al ofrecer modos innovadores de preservar y extender artes y oficios tradicionales y, de forma general, el patrimonio cultural.

Y este tipo de turismo puede suponer un reto que permita a las personas replantearse cómo ser turistas e interaccionar con los residentes de forma creativa y significativa. Como afirmó Doris Difarnecio Mejia, participante en este turismo creativo, “nos necesitamos los unos a los otros”. “Este tipo de turismo se centra en atraerte y crear una comunidad. Se centra en quién soy yo, qué soy yo, cómo me conduzco en la vida, en el mundo, a través de una forma artística, a través de un lugar, a través de cómo creo y percibo el mundo, y me siento conmovida. Me siento muy conmovida”, añadió. 

Además, la implementación del proyecto permitió mostrar que el turismo creativo puede plantar semillas para un abanico más amplio de actividades, contribuyendo así al turismo tras la pandemia de COVID-19, en sintonía con lo indicado en el documento (en inglés) La visión de One Planet para una recuperación responsable del sector turístico: “la resiliencia del turismo dependerá de la habilidad del sector para equilibrar las necesidades de las personas, el planeta y la prosperidad”. Y, a medida que los destinos busquen nuevos modelos de turismo para el futuro, sería conveniente imaginar el turismo creativo como parte de las alternativas emergentes al turismo de masas.

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