CIUDAD DE MÉXICO.- Con la llegada de los días más fríos, persiste la noción de que el cuerpo necesita más calorías para enfrentar las bajas temperaturas. Esta creencia está presente desde hace mucho tiempo, aferrándose a la idea de que el frío incrementa las necesidades energéticas del organismo.
Sin embargo, los especialistas en nutrición argumentan que esta creencia es, en gran parte, un mito.
Las necesidades calóricas diarias varían dependiendo de factores como la edad, el sexo, el nivel de actividad física y el estado de salud general de cada persona.
El consenso general señala que un adulto promedio debe consumir entre 1.800 y 2.500 calorías diarias. No obstante, estas cifras son sólo aproximadas. Alguien que lleva un estilo de vida sedentario podría necesitar menos calorías, mientras que una persona muy activa requeriría un mayor aporte energético.
La dieta balanceada se centra en garantizar la ingesta adecuada de alimentos que aporten todos los nutrientes necesarios, distribuyendo las calorías diarias entre proteínas, carbohidratos y grasas. Es vital recordar que esa distribución puede modificarse dependiendo de circunstancias específicas, como una carrera atlética o la planificación de entrenamientos intensos.
Según dijo en una nota a Infobae la médica especialista en Nutrición Mónica Katz (MN 60164), “es probable que se necesiten un poco más de calorías en invierno”, aunque en países como Argentina esto es relativo. La mayoría de las personas no necesita un aumento significativo de calorías, ya que gran parte de la población realiza actividades en interiores o usa transporte para desplazarse, minimizando la exposición al frío.
Por tanto, el incremento calórico que se asume necesario es más un mito cultural que una necesidad fisiológica.
Por otro lado, la tendencia a buscar comidas más sustanciosas durante el invierno puede relacionarse con aspectos psicológicos y no necesariamente físicos.
La médica especialista en Medicina Interna y Nutrición Marianela Aguirre Ackermann (MN 151.867) mencionó que factores como el acortamiento de las horas de sol y el aumento del estrés pueden incrementar el apetito, pero estos no se traducen automáticamente en una necesidad calórica del organismo mismo.
La exposición al clima frío puede, de hecho, incrementar el gasto calórico del cuerpo. Katz afirmó que durante los días fríos el cuerpo debe activar la termogénesis para generar calor y evitar la hipotermia. Este proceso demanda energía, lo que podría contribuir a quemar más calorías si uno se expone al frío de forma controlada.
Además, el mero hecho de mantener la temperatura corporal agradable requiere esfuerzo del metabolismo cuando las condiciones climáticas exteriores son adversas.
Sin embargo, este aumento en el gasto calórico suele ser compensado por el vestido que usamos para protegernos del frío o los ambientes climatizados, reduciendo así el efecto del frío sobre la quema de calorías.
Para quienes entrenan en condiciones frías, Julia Pozo, nutricionista de la Universidad de O’Higgins de Chile, indicó que “el cuerpo trabaja más para mantenerse caliente”, añadiendo que esto podría requerir un aumento calórico. Sin embargo, es crucial que este incremento se realice a través de alimentos nutritivos, en lugar de simplemente aumentar la cantidad de comidas infladas de carbohidratos y grasas, describió en una nota publicada por la universidad chilena.
Es importante recordar que el realizar actividad física en climas fríos no solo demanda mayor energía, sino que también se debe vigilar la hidratación y asegurar que el balance nutricional se mantenga, favoreciendo siempre alimentos que proporcionen energía sin comprometer la salud.
Durante los meses fríos, es común preferir comidas que conforten. Un recurso ideal son los platos tibios y nutritivos. Katz recomendó “emplear verduras en preparaciones tibias o calientes”. Cazuelas, woks, sopas y guisos son opciones oportunas para esta temporada, permitiendo incorporar una variedad de vegetales y legumbres de temporada sin sacrificar el valor nutricional.
Y si bien los especialistas en nutrición coinciden en que siempre es mejor consumir las frutas crudas, algunas preparaciones saludables, como compotas o mermeladas hechas de manzanas o peras de estación pueden saciar el antojo de comer algo dulce. Cocinar en casa no solo permite el control de los ingredientes, sino que además ofrece una oportunidad perfecta para incorporar alimentos saludables y frescos.
Las combinaciones son infinitas y se adaptan a todos los gustos, proveyendo tanto calor como sustento nutricional. Se trata de enfocarse en dietas balanceadas, que no solo calienten, sino que también mantengan y mejoren la salud general del individuo durante los meses fríos.