El hígado es uno de los órganos humanos de mayor tamaño y cumple un buen número de funciones vitales para el organismo, como digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar toxinas.

De igual forma, se encarga de depurar la sangre y ayuda a eliminar sustancias químicas nocivas y bacterias, a la vez que genera la bilis, que se encarga de descomponer las grasas y es útil en la asimilación de vitaminas liposolubles.

El hígado trabaja en la producción de colesterol y proteínas especiales para ayudar a transportar las grasas por todo el cuerpo; juega un papel clave en el almacenamiento y liberación de glucosa de acuerdo con los requerimientos del cuerpo; procesa la hemoglobina para usar su contenido de hierro y regula la coagulación sanguínea, entre muchas otras funciones, según información del Stanford Medicine Children’s Health.

Sin embargo, es un órgano muy susceptible que se afecta con los malos hábitos de vida y la ingesta de sustancias tóxicas, medicamentos y el licor, por lo que con frecuencia se escucha hablar de enfermedades como la cirrosis, las hepatitis o el hígado graso, que son los problemas más comunes que lo afectan.

“Estos malos hábitos van limitando su función cada vez más compleja y eso va alterando el funcionamiento del cuerpo y dando origen a diferentes problemas o enfermedades”, señala Felipe Castro, cirujano hepatobiliar, del Centro Médico Imbanaco, en un artículo publicado en la página web de esta institución.

Por ejemplo, la ingesta excesiva de grasas genera una sobre exigencia de este órgano, lo que puede llevar a que se presente una inflamación o la obstrucción de los canales biliares, por lo que lo recomendado es consumir una alimentación sana, que incluya una buena cantidad de fruta y agua, y evitar la ingesta de bebidas alcohólicas. Las frutas y los vegetales son ricos en antioxidantes y fibras que ayudan a su protección.

Uno de los alimentos que ayuda a cuidar el hígado es la uva. Información del instituto de investigación Mayo Clinic indica que estas frutas tienen un alto contenido de antioxidantes como el resveratrol y los flavonoides que, en general, protegen la salud de las personas. Estos antioxidantes se encuentran principalmente en la cáscara, el tallo, la hoja y las semillas de las uvas y no precisamente en la pulpa.

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Sin embargo, la cantidad de antioxidantes de las uvas depende de muchos factores, tales como la clase de uva, su origen geográfico y la forma de procesarla. “Las uvas de color rojo oscuro o morado suelen tener mayor contenido de antioxidantes que las blancas o verdes. Del mismo modo, el nivel de antioxidantes en el vino, como el resveratrol, también varía, con niveles más altos en el vino tinto”, precisa la mencionada institución.

Estas frutas tienen propiedades desintoxicantes que ayudan a limpiar el hígado, facilitando la eliminación de toxinas y evitando el desarrollo de problemas hepáticos. También son buenas para el riñón, ya que ayudan a eliminar el ácido úrico gracias a sus propiedades diuréticas, según un artículo publicado en el diario La Vanguardia, de España.

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