SAN CRISTOBAL.- El pasado 12 de enero, un guía que ha movido turistas de Europa a la Lacandona se asustó cuando vio en la entrada a Lacanjá a hombres armados del Cártel de Sinaloa. “Ya estoy en Lacanjá y está muy cabrón por acá. No se puede pasar a Yaxchilán ni a Bonampak. Ya están subiendo los precios. Los que están cobrando aquí en la entrada son los del Cártel de Sinaloa”, dijo el guía. “A nosotros nos pararon ahí los del cártel y están en la entrada de Bonampak”, explicó.

El guía agregó que “a fuerzas” los obligaron a moverse del hotel a la zona arqueológica, en un trayecto de 19 kilómetros, en vehículos del cártel, a un precio de 150 pesos por persona, aunado al pago de un guía y al pago de la entrada a la zona arqueológica, donde desde hace varios meses no hay presencia de personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

A partir de ese momento, las agencias turísticas que mueven visitantes de Francia, Inglaterra, Bélgica y México hacia la Selva Lacandona anunciaron que dejarán de visitar el área, ante el recrudecimiento de la violencia entre las organizaciones criminales.

La zona arqueológica de Palenque ha sido una de las afectadas, pues cada vez hay menos visitantes y guías que los adentren a otros recorridos, debido a que en algunos tramos hay hombres armados del Cártel de Sinaloa y del Cártel Jalisco Nueva Generación, quienes solicitan altos pagos para permitirles el acceso.

En el 2019, la zona arqueológica de Palenque fue visitada por un millón de turistas, en su mayoría de España, Alemania, Francia e Italia, pero con la pandemia hubo la peor caída de la que se tenga memoria en varios años, sin embargo, los prestadores de servicios tenían previsto recuperarse en 2023, pero la violencia generada por la presencia del Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) volvió a jugar una mala pasada.

A mediados de 2023, la disputa de la Selva Lacandona, llegó hasta la conferencia matutina presidencial, donde se supo que las dos organizaciones criminales estaban peleadas y en esta lucha se habían aliado con gente de pueblos originarios, como choles y lacandones, que son administran la reserva de Montes Azules, de 331 mil hectáreas, ubicadas en la zona oriente de Ocosingo, municipio de 9 mil 520 hectáreas.

Pese al conflicto, el turismo cultural nacional e internacional se adentraba a la Selva para visitar Yaxchilán, pero la presencia de hombres armados en Frontera Corozal asustó a los guías que llegaban a ese lugar, aunado a que el costo para navegar los 40 minutos en el río Usumacinta aumentó hasta en 5 mil pesos.

La misma situación se vivía en Bonampak, ya que los turistas que llevaban a Lacanjá tenían que pagar el ingreso a la comunidad en un transporte que es propiedad de los lacandones hacia la zona arqueológica, pago necesario para poder entrar al sitio.

En diciembre de 2022, soldados de la 15 Compañía de Infantería de No Encuadrada (CINE) fueron sometidos, desvestidos y obligados a permanecer hincados, para que devolvieran 15 paquetes de cocaína que habían incautado de una aeronave que aterrizó en las inmediaciones de Bonampak, pero en caso de que los mandos no aceptaran la exigencia, entonces quemarían vivos a los cautivos.

Pese a los conflictos que se registraron en Lacanjá, crucero de San Javier y Frontera Corozal, donde había presencia de hombres armados leales a los dos cárteles, el turismo nacional e internacional continuó visitando la zona.

La empresa mexicana ATC Touroperadores informó esta semana que ha decidido que los turistas europeos y mexicanos visiten únicamente Palenque, pero no los adentrarán en la Selva Lacandona hacia la laguna de Nahá ni a las zonas arqueológicas de Bonampak y Yaxchilán, debido a la presencia de hombres armados en algunos tramos del trayecto.

En un comunicado, anunció que con las agencias turísticas de Francia, Inglaterra y Bélgica “que representamos hemos decidido no seguir llevando turistas a toda la zona Lacandona y acordamos reprogramar para este año las rutas que hasta ahora visitábamos en esa región”.

El presidente del Centro Empresarial de Chiapas, Luis Estrada, dijo que en 2019 a Palenque llegó un millón de turistas, pero la pandemia provocó una caída considerable; sin embargo, los hoteleros tenían previsto recuperarse en 2023.

En entrevista, el también exlíder de los hoteleros de Palenque indicó que el turismo extranjero que llega al lugar procede del aeropuerto de Villahermosa, Tabasco, y después de visitar la zona arqueológica, se dirige a la Península de Yucatán. “La mayoría viene de Villahermosa, pero sí nos afecta en la pernocta, porque si antes se quedaban dos noches para ir a Yaxchilán y Bonampak, ahora se quedan una”.

Para los hoteleros, la baja en el flujo turístico que llega a Palenque empezó a notarse considerablemente en 2023. Junto al Cañón del Sumidero, la zona arqueológica de Palenque es uno de los lugares más visitados por el turismo que llega a Chiapas, explicó Estrada.

Tres años lleva cerrada la zona arqueológica El Lagartero, cuyos vestigios datan de los años 300 al 400 d.C. Ubicada en el municipio de La Trinitaria, en los límites con Guatemala, está en una zona que disputan el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa.

La emboscada de cuatro hombres de entre 26 a 30 años de edad, el 10 de noviembre de 2021, entre ellos José Fernando Cruz Montejo, conocido como “El Poni” y originario de la comunidad Unión Lagartero —colindante con la zona arqueológica—, marcó el inicio de una guerra que ha dejado decenas de muertos, desaparecidos y enfrentamientos entre ambas organizaciones criminales.

A partir de ese momento, las comunidades cercanas a El Lagartero ubicadas en los municipios de La Trinitaria y Frontera Comalapa procedieron a colocar barricadas en las entradas para evitar el paso de vehículos conocidos como monstruos, que llegaban desde Guatemala para atacar a sus adversarios del Cártel de Sinaloa.

Como consecuencia, el turismo nacional y extranjero que llegaba a la zona arqueológica El Lagartero y Lagos de Colón dejó de visitar el lugar. El camino está cerrado y vigilado por halcones.

El 1 de junio de 2022 cuatro hombres desaparecieron en la carretera que va de la Panamericana a El Lagartero. Se trata de Leonardo Javier Ancheyta y Luis Álvaro Arciniega Ancheyta, originarios de Huehuetán; y Heriberto Guzmán y Rigoberto Gutiérrez, de Guadalajara, quienes se dedicaban a la compra de mango en la costa de Chiapas y decidieron visitar la zona arqueológica y los lagos. No se ha vuelto a saber de ellos.

El 29 de noviembre de 2012 se abrió al público El Lagartero después de 14 temporadas de trabajo que iniciaron en 1990. Ahora, El Lagartero es un lugar prohibido.

Este diario contactó al área de Comunicación Social del INAH para saber cómo ha enfrentado la presencia de grupos armados en las zonas arqueológicas de Bonampak y Yaxchilán, así como para saber cómo resguardará dichos espacios, cómo garantizará la seguridad de los empleados del INAH y si está haciendo algo para paliar el impacto negativo que ha generado la presencia de cárteles en el turismo cultural que visita esos sitios.

El Instituto no respondió de forma directa, pero ayer envió un comunicado de prensa en el que reconoce que “Yaxchilán se encuentra en una condición de inaccesibilidad”, por lo que llamó “situaciones de índole social”.

El INAH también aceptó que ellos mismos han recomendado a los turistas no acudir a la zona arqueológica por los “fenómenos” que están sucediendo.

Pese a la situación, el Instituto afirma que sus obligaciones no han sido desatendidas, pero que las realizan “siempre con prudencia” y en coordinación con entidades de seguridad correspondientes.

La dependencia afirmó que Bonampak y El Lagartero se encuentran abiertas al público y en operación, sin embargo, dijo que “efectivamente, en algún momento se han tenido que cerrar de manera temporal algunas zonas por diferentes motivos, no necesariamente relacionados con la seguridad”, pero no especificó los motivos.

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